Es justa la vida, y agradecida estoy a mi madre, que no me abandonó.
Agradecida estoy a tí, Jacob, que no bajaste la mirada al mirar mis ojos dispares, contemplaste el vaivén de mis caderas; y escuchas el discurso de mi voz.
Mis labores multiplicaron tus frutos, y así mi padre pudo aceptarte como hijo. Tomaste así mi bendición. Como Innana y Baal, siete días de amor tras nuestra unión.
Soy tu compañera, mis brazos se unieron a los tuyos. Primera hermana, primera esposa, fundadora de tu tribu, madre de tus hijos, madre de tu hija, testigo de su libertad.
El sudor de nuestras frentes, el pan hecho cada día, dulce espera en nuestra tienda, antes de rendirme a la vida.
@teatrodelosciclos S.K.