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Deidades del amor

Por primera vez en el blog, voy a publicar una serie de artículos en lugar de monólogos. Abrimos, así, un espacio para la reflexión ¿Sobre qué tema? Sobre el amor, un tema tan vasto como universal.

Aquí empiezo con el primer artículo.

Quizás el amor podría definirse como la fuerza que une a las personas.

La fuerza que une a dos seres humanos desde el encuentro hasta la convivencia que perdura en el tiempo es, tal vez, una de las formas de amor más conocidas. Es el germen del núcleo familiar, el nido en el que nos sentimos queridos/as, cuidados/as. Es la base de la vida sana, lo primero que necesitamos para continuar el linaje y amar a otras personas.

Sin embargo, existen muchas otras formas de amor visible e invisible que vamos a desvelar en estos artículos dedicados al amor como camino espiritual y a las divinidades del amor.

En cualquier caso, todas las formas de amor comienzan con un encuentro.

En lugar de clasificar los diferentes tipos de amor, vamos a reflexionar de un modo práctico sobre las deidades, ya que éstas moran en el inconsciente colectivo, que por sus rasgos nos recuerdan qué es el amor.

En nuestra cultura occidental, Venus es la diosa del amor erótico, el deseo, la armonía, el placer y la belleza. Ella representa la fecundidad que reina en la castración de Urano. Está llena de vida, en la muerte de la fertilidad paterna. Su imagen de mujer hermosa no deja de ser un estereotipo de la cultura patriarcal, un accidente que no debe impedirnos acercarnos a todo lo que diosa del amor significaba para los romanos y a quién era Afrodita para los griegos, nuestros abuelos culturales.

Quizás podamos leer entre las líneas de su mito, a través de las relaciones que tuvo la diosa.

Venus fue obligada a casarse con Vulcano/Hefesto, un dios del inframundo y feo, como si necesariamente estuviera ligada a su ser más opuesto. ¡Y ella no quería casarse con él!, ¡menuda injusticia, ser diosa y no poder elegir!

Sin embargo, Venus sí eligió a sus amantes y el más importante fue Marte, el dios de la guerra, otro dios opuesto a su designio de vida y belleza. Pero…¡cuidado! El adjetivo «bélico» tiene la misma raíz que el sustantivo «belleza», por lo que algo tienen en común. Como planetas cercanos al sol, ya que la astrología nos ayuda a comprender los arquetipos de la antigüedad, ambos dioses reflejan los intereses individuales y la necesidad de marcar límites, así que quizás los amantes Venus y Marte estén más cerca de lo que pensamos, a pesar de su aparente incompatibilidad.

Quizás la diosa amante está también cerca de su esposo Hefesto, un dios del fuego y la protección. Esto podemos comprobarlo leyendo sobre Venus como planeta. El planeta reina en el cielo o desaparece porque está en el inframundo.

Hace muchos años escuché una reflexión sobre la ambivalencia de Venus, su designio de vida y muerte, de los labios de un antiguo amigo, que me hizo cuestionarme lo que sabía de la diosa, pero no llegué a ninguna conclusión, y ese enigma ha regresado a mí, me ha tocado de lleno hace algunos años.

Antes de adentrarme en la parte psicológica de este enigma, conocí a una mujer que me reveló nuevas facetas de la diosa. A raíz de mi formación en yoga del útero, descubrí que la maestra era una verdadera amante de sus alumnas, no en un sentido erótico, sino que era una presencia amorosa que alegraba el día a todas y al mismo tiempo mantenía la suficiente distancia emocional como para habitar siempre un espacio seguro. Una Venus en vida que había viajado a muchos lugares, conocido a muchas personas, sin quedarse en ningún sitio. Me fascinó comprender cómo ella había asimilado el arquetipo de Venus de una forma tan hermosa.

Venus, a un nivel simbólico espiritual, en su dimensión Urania, representa nuestra alma y su naturaleza buena e inalcanzable. Ese es su verdadero atractivo. Vamos a profundizar un poco más en ella en el siguiente artículo, explorando sus orígenes…

#diosadelamor #amorespiritual #tantra #Ladiosa

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Jerusalén

Nadie recoge un cohete o misil sobre un hospital en Gaza.

Si fueran hombres, no tendrían problema en decir: «fuimos nosotros».

Si fueran hombres, no ocultarían su intención bajo polvo de escombro y luz de desierto.

Si fueran hombres, no cortarían el paso, a ningún humano, al pozo de Samaria.

Nadie visita un templo que expulsa a sus habitantes.

Si fuera un templo, la luz del día no le haría sombra.

Si fuera un templo, en la noche sería cobijo de refugiados.

Si fuera un templo, no estaría en Jerusalén.

Nadie mira al futuro cuando asesina.

Quien afirma la vida, entiende el curso de la muerte.

Quien afirma el poder de la palabra, convoca el futuro con ella.

Quien afirma el poder de la palabra, arroja el fusil.

S.K.

#templosenlatierra #Gaza #guerraypaz

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El templo dorado

¿A dónde vas tan temprano?
Al corazón del estanque conformado.
Contemplo las escenas de la guerra de la vida, las hogueras matinales en las calles, los periódicos en reparto.
En las calles difusas, en la lentitud del alba de Amritsar, a algunos nos alienta la premura de recibir el prasad.
¿ Y dónde vas a almorzar?
En el langar, en el  descenso al cielo;  entre pasos desnudos, velos y turbantes de colores, quiero comer del mismo puchero, quiero ser hermana de quienes sirven aquí, ¿a dónde más voy a ir?
¿A dónde ibas al atardecer?
A preguntar a la anciana tejedora,
a recibir su sonrisa que pronuncia el nombre del Guru.
A escuchar su voz entre retales de colores y tiendas de bazar, a caminar entre mercados,  hasta sentir el suelo de mármol,a entregar mis sandalias al servidor de la paz, a recibir su caricia, a que su voz me penetre hasta el hueso y me deje quieta, a templarme en movimiento recitando las vueltas; parada, mirando el templo dorado.
A llenarme de la vida silenciosa que no se puede destruir.

S.K @teatrodelosciclos
#monólogoscondialogo #templodorado

PD: Aunque haya un diálogo, se aconseja representarlo con un solo personaje en diálogo consigo mismo/a.

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El jardín de Inanna

El zigurat de la ciudad de Nippur es una escalera que te lleva al centro de tu corazón.
En el núcleo del mundo, el lugar entre ríos, se elevan carruajes por sus rampas, caminan míseros y opulentos, atletas y lisiados, fervores y tristezas; se elevan poco a poco hasta el cielo, encontrando descanso en los rellanos, un aliento reconfortante al detener sus pasos y contemplar la ciudad a la que pronto regresarán.
Yo, Inanna, diosa de todas las cosas, reina del cielo, quise reinar en mi templo para igualar a los humanos con los dioses, y en la cúspide de esta pirámide plana establecí mi jardín.
Entre fuentes de manantiales, lluvias rosadas y árboles virtuosos, el descanso y la paz reinaron para ellas y ellos, en este templo de mi recreo que derramó todo mi amor a la ciudad de Nippur.
Borbotones de aguas calientes me recordaron que pronto se dispondría mi descenso, pero antes sellé mi pacto con la humanidad. En mi templo sois todos iguales y no hay que despertar del sueño sagrado de la vida. No hagáis la reverencia, si lo más sagrado es vivir. ¡Vivid aquí, en mi jardín!, ¡no os vayáis! Que mi asiento de madera os recuerde a los árboles de mi trono. Sabed estar, aun llorando afligidos, en este santo lugar. No hay postura que sostener. Sólo descanso que abrazar. ¡Recordad a Inanna!

@teatrodelosciclos S.K.

#Inanna #ReinadelCielo #EljardindeInanna #Sagradofemenino #Circulosdemujeres

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Ciclo templos en la tierra

Parece una obviedad que un templo es un lugar en la tierra, pues es un espacio sagrado entre nosotros. Sin embargo, muchas personas han acudido a un templo y, en sus visitas al espacio consagrado, no han tenido una experiencia de conexión con la Divinidad. Así pues, un templo, por el mero hecho de nombrarse, no cumple necesariamente su función. Es importante que nos suceda algo más para vivir la experiencia sagrada.

Mi primera conexión consciente con lo divino sucedió cuando tenía 15 años, y fue en la montaña, sin intervención de un espacio creado específicamente para el encuentro sagrado. Había acudido a la iglesia muchas veces, pero aún no me había tomado la certeza de que la vida tiene un significado profundo, un sentido sagrado que nos trasciende. Para mí, por tanto, la primera experiencia de iglesia fue una convivencia en la naturaleza, en una acampada. Aquel verano comprendí lo que era una iglesia, pues las palabras no adquieren significado hasta que vivimos su sentido a través de una experiencia personal, un acontecimiento que reconstruimos con la cabeza y revivimos por el recuerdo de la experiencia sensorial que tuvimos. A este lugar para el encuentro con lo sagrado, en este ciclo de monólogos, lo llamo Templo en la Tierra. Un acontecimiento que puede producirse en un lugar natural, o construido, en el que somos acogidas por un amor tan grande que propicia nuestro descanso, al despertar la paz que nos habita. En el templo en la tierra tod@s somos acogidos, pues es un reflejo tangible del corazón humano, el núcleo de nuestra existencia en este plano, la tienda celeste que acampa entre nosotras y genera una comunidad que trasciende los egos y los guiones de nuestras vidas. Este templo se manifiesta de diversas formas, pero siempre despierta nuestros sentidos a través del aroma de los alimentos, las plantas, las flores; del sabor del pan que nos nutre, la sal, el té y el caldo; los colores de las paredes, las ropas y los cuadros, y el sonido de los tambores, arpas y flautas. Es un lugar que todos los seres humanos (hombres, mujeres, género neutro) pueden tocar para recordar, cuando regresen a sus hogares, que la vida está llena de belleza. Un espacio para el recuerdo y la celebración.

Inauguro este ciclo recordando el jardín de Innana en la ciudad de Nippur. Un monólogo que he escrito tras conectar con la energía de la diosa, invocando el equilibrio de polaridades de este nuevo equinoccio. El jardín de Inanna tenía su lugar en la tierra, ubicado en la cúspide del templo, que según las últimas investigaciones (Rodríguez Marco, Gabriel:2016) fue probablemente un jardín accesible a la sociedad nippuriense como espacio de belleza que unía lo natural y lo urbano, a hombres y mujeres, a ricos y a pobres. Un lugar sagrado para la igualdad, o la equidad. Lo más parecido a un parque contemporáneo investido de sacralidad.
En mi próxima publicación, Bienamada, que estoy escribiendo poco a poco, desde la memoria sensorial, reencontrándome con mi historia espiritual, hablaré también del jardín de Innana. Es un símbolo poderoso que nos ayuda a concebir el templo como un trozo de cielo experimentable en la tierra. Una metáfora de la comunidad espiritual como cuerpo, expresión tangible de lo divino en todas sus facetas.
Completaremos este ciclo con otros templos históricos y actuales. Templos en la tierra, espacios de conexión que superan el vacío, la jerarquía y el olvido con un manto amoroso que nos acoge; el recuerdo de la comunidad pacífica que podemos llegar a ser, un lugar para descansar un día de la semana y afrontar el trabajo de los nuevos días con una nueva consciencia.

#Templosenlatierra #EljardindeInanna #comunidadespiritual #inclusión #equidad