Seré la Reina de Francia, si Dios quiere, y así lo ha dispuesto esta gran mujer.
Si hubiera nacido sierva, alfombrara sus pasos al bajar del carro.
Escucho los relatos de mi abuela Leonor, y los escribo, como me enseñaron.
Llevo el nombre de mi otra abuela, la madre de mi padre.
Ella trajo la paz de Castilla y Navarra.
Lleve yo la paz a Inglaterra y Francia.
Y tenga más hijos que ella, y el primero sea también varón.
Allá, en Castilla, queda mi amada madre, que tanto esperó un varón…
Cada legua de camino, me separa de Palencia y me acerca a París. Un viaje que mi madre recorrió.
Yo, velada, llego a la corte francesa, a desposar a Luis, el hijo del Rey Felipe, a ofrecer mi consejo y apoyo, y obedecer a Dios, y al Rey.